El sol comenzaba a caer cuando se dirigía a casa, otro día estaba a punto de acabar. Había pasado por una confitería y se había comprado un pastel de nata. Solo quería llegar a casa para dar cuenta de el. Le había costado mucho decidirse por uno, todos tenían una pinta estupenda. Quería darse un pequeño homenaje, se lo merecía por el duro trabajo realizado durante las semanas anteriores.
En cuanto llegó al pequeño apartamento se preparó un baño de agua caliente con sales aromáticas y mucha espuma. Estaba totalmente relajada en la bañera, pensando en el dulce que estaba esperándola en la cocina. Ya le apetecía chuparse los dedos, sin haberlo probado. Alguien llamó a la puerta interrumpiendo su éxtasis.
- ¿Quién será? ¿Algún comercial que pretende darme la vara? -pensó - no abriré, no quiero que nadie arruine mis planes.
Salió de la bañera y se puso cómoda para disfrutar de su merecido pastel.
A mi la nata no me gusta nada, pero me ha apetecido un pastel! No hay mayor recompensa tras un día duro
ResponderEliminarLas llamadas inesperadas tan pesadas!! Muchas veces yo tampoco tengo ganas de abrir! ;-)
ResponderEliminarBesos
Jajajaja, esas llamadas inesperadas que te sacan de tu letargo...jejeje, pero muy bien por no querer que nadie le estropeara su momento. Besitos
ResponderEliminarYo tampoco hubiera abierto la puerta... Qué leches! Yo cambio nata por baño relajante a secas... Música de fondo... Y a dejarme llevar...
ResponderEliminarPues ya que la idea de hoy era 150 palabras X tenía que haber abierto la puerta sólo con la toalla, jajajaja
ResponderEliminarHabría estado bien!! no me di cuenta de que el reto era X hasta que leí vuestros relatos. Yo siempre en mi mundo!!
EliminarA saber que hubiera hecho ella si no hubiera sonado ese timbre....
ResponderEliminarJejr llamadas inoportunas en el peor momento!
ResponderEliminarCreo que te perdiste eso de que se trataba de un relato hot! Pero igual, muy linda la historia, me gustó mucho!
ResponderEliminarVanesa
Una Bruja y sus dos Sapitos