lunes, 28 de enero de 2013

En mi cama somos tres...


La repentina llegada de Hache, un par de semanas antes de lo esperado, hizo que a nuestro regreso del hospital hubiera algún trabajillo pendiente. Una vez preparada la minicuna, introdujimos en ella a la pequeña Hache. Parecía que estaba muy cómoda y se veía realmente preciosa. Por las noches después de cada toma, cada tres horas más o menos, la acostaba en su cunita, meciéndola desde mi cama.
En torno a la semana de esta rutina el padre de la criatura empezó a sugerir la posibilidad de meter a la pequeña Hache con nosotros en la cama. A mí no me seducía mucho la idea porque tenía miedo que el padre de la criatura (EPDLC) la aplastara mientras dormía. Así que empezó a chantajearme emocionalmente: “nosotros aquí en la cama juntos y ella ahí sola en su cunita”, se levantaba la sacaba y la metía con nosotros en la cama. Después de la siguiente toma, yo la acostaba en la cunita y luego él la sacaba, hasta que un día en una toma me cansé y … desde entonces la pequeña Hache duerme con nosotros.

 

Imagen tomada del blog de saraillamas.

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